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Amantes en el tiempo...

Entre el volumen y caprichosas formas, Marjiz desliza sus delgadas manos, lo mismo que el poeta cuando alumbra un verso. Su ilimitada pasión por el barro vence cualquier obstáculo, llevándola en línea recta hacia un objeto determinado. Martha Jiménez -Marjiz, es de esos artistas irrepetibles, que dejan una grata huella en quienes se enfrentan a su obra por vez primera.

Imposible encasillarla en una tendencia artística. La originalidad radica precisamente en el tratamiento de un tema que, no por trillado, deja de cobrar fuerza y esplendor en sus piezas de terracota oscura.

El amor puede manejarse de mil maneras, y a través de éste, Marjiz llega a nosotros con figuras que exponen el estado anímico de personajes típicos, contemporáneos o de antaño, en los que queda implícito ese sabor natural, tropicalista y cubano.

Nacida en Holguín, aunque camagüeyana a fuerza de años, Marjiz es paradigma del apego a una tradición que adquiere con el tiempo influencia mayor. 

Con la misma humildad que la artista pone a consideración su trabajo, dispongámonos pues -cual transeúnte foráneo- a la caza de un encuentro sorpresivo con el arte que es, en fin, la propuesta de Marjiz.


Por: Pedro Quiroga Jiménez.