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Complejidad y agudeza del discurso cerámico femenino. La problemática humana: motivo de inquietudes y reflexiones

“Buscando apasionadamente en el torno y en la arcilla esencias del saber y de la conciencia humana.” Eusebio Leal Spengler. (1)

Martha Petrona Jiménez Pérez (Holguín, 1948) realizó sus primeros estudios artísticos en Holguín, su ciudad natal. Se graduó en 1965 de la Escuela Nacional de Instructores de Arte de esta provincia, en la que recibió una preparación básica sobre diferentes manifestaciones estéticas como la pintura, el dibujo, la escultura, el grabado y hasta algunos conocimientos elementales relacionados con el trabajo en la cerámica. Luego de haber culminado su formación en la mencionada instancia se mudó a Camagüey, específicamente en 1968, para dar continuidad a su labor creativa. En el nuevo espacio tuvo especial acogida por voces críticas y galerías, y participó, incluso, en diversos certámenes junto a destacados exponentes del arte en el territorio.

En las décadas del sesenta y setenta las manifestaciones más cultivadas por la artista fueron la pintura y el dibujo. A partir del segundo lustro de los años setenta comenzó también a mostrar gran interés por integrar la nómina de eventos organizados por los aficionados, así como otros en los que se privilegiaba el trabajo con papier maché y fibra, medios con los cuales elaboraba, sobre todo, sus bien logradas muñequerías. Es preciso destacar que estuvo presente, de manera asidua, en talleres nacionales y ferias internacionales de arte popular. A tales actividades se adhirió en momentos posteriores, mostrando siempre una notable calidad en sus propuestas. A lo anterior se suma además su admirable desempeño como especialista en creación infantil.

Si bien es cierto que desde 1976 reveló su motivación por el barro al fungir como curadora del conocido “Movimiento de la Nueva Cerámica Camagüeyana”, que tuvo entre sus fundadores a Nazario Salazar y Oscar Rodríguez, así como por el vínculo que estableció con otros creadores que laboraban en el taller Azorín24, no fue hasta la década siguiente y, especialmente, a partir de los años noventa en que esta disciplina comenzó a ser trabajada por Martha con mayor sistematicidad. A propósito de su afiliación a la cerámica se ha comentado: (2) Esta mujer vive en Camagüey, sitio de antigua tradición cultural. Lugar de emprendedores de toda laya, enclave donde la añeja tradición artesana de elaborar el barro dio cabida a los arquetípicos tinajones. Área de gentes orgullosas, amantes del terruño y con deseos permanentes de superación individual y colectiva.

Influenciada, justamente, por ese espíritu que caracteriza la región y el arte que en su seno se desarrolla, Martha ha llevado a cabo un quehacer ininterrumpido en la línea escultórica que es reflejo de un pensamiento comprometido con la realidad más inmediata, no solo de ese contexto, sino nacional. Desde mi barrio hablé de mi ciudad, de mi región, de mi isla, del Caribe,…en fin, de mi tiempo y las circunstancias que le escoltan.(3)

Se torna necesario hacer un pequeño paréntesis para destacar que ha llevado a cabo varias iniciativas dirigidas a la comunidad. Fundó por el año 1981 el grupo de aficionados “Fidelio Ponce de León” con el objetivo de acercar el talento joven de la ciudad camagüeyana a las artes plásticas, no solo a partir de la creación misma, sino del conocimiento y la apreciación de las diferentes manifestaciones. Sus deseos incesantes de superación la condujeron a otras experiencias académicas.

Sorprendió así con su título de licenciada en Artes Plásticas en 1991 y con los cuantiosos méritos que para la fecha ya había recibido tanto en Cuba como en el extranjero Además de contar con una producción artística de innegable valía, son igualmente significativos sus esfuerzos en otras esferas de la cultura. En ese sentido no puede obviarse la labor docente que por más de treinta años ha realizado en diversas instituciones. Cuando en 1993 se incluyó la cerámica como taller opcional en el programa de estudio de la carrera de Artes Plásticas en la Escuela Profesional de Arte “Luis Casas Romero”, fue Martha quien impartió esta materia, sin importar las precariedades existentes. De manera simultánea se desempeñó como educadora en la Academia “Vicentina de la Torre” a partir de 1995 y hasta el 2003.

Desde su taller propio, fundado oficialmente en el 2009, ha desarrollado una encomiable labor, que no solo se enmarca en la creación y venta de sus piezas, sino que desde allí (…) les transmite a las nuevas generaciones sus saberes en torno al arte, el costumbrismo y el humor. (4) Actualmente lidera el taller comunitario “Pincel con alma de beso” por medio del cual reúne a niños entre seis y doce años para enseñarles los conocimientos básicos sobre diferentes expresiones del arte.

También es preciso señalar que las Bienales de Cerámica “Amelia Peláez”, el certamen La Vasija, simposios y encuentros internacionales sobre la manifestación son algunos de los eventos que han legitimado su praxis. Se ha convertido entonces por la trascendencia de su obra en una de las más destacadas ceramistas que hoy, indudablemente, honran la llamada “ciudad de los tinajones”.

Incursiones iniciales:

En un primer momento las creaciones de Martha Jiménez se tornaron continuadoras de todas aquellas ceramistas que desde sus respectivas iconografías mostraron notable interés por enfatizar en los diversos aspectos que identifican lo cubano, en su caso, desde lo tradicional popular. La mujer se erigió, al igual que para muchas de las creadoras referidas, en el centro de sus realizaciones escultóricas en piezas de pequeño y gran formato.

Mas en su caso se ha preocupado, esencialmente, por exaltar en sus representaciones a un tipo particular de mujer: la mulata. Este ser social funciona como metáfora de la cubanía a partir de su enfática presencia en escenas populares y cotidianas. De modo que es incuestionable que sobre el substrato cultural de nuestra región: (…) se apoya una creadora producto de sangres mezcladas, resultado ella misma de un proceso de transculturación que es fiel reflejo de esa raza que afirma un tipo étnico de gran belleza con características intelectuales capaces de asimilar todo aquello que el tiempo y las muchas influencias trajeron a las playas de la mayor de las Antillas. (5) Aunque en algunas de sus primeras entregas al arte del barro no apareció la fémina, la artista apeló, atinadamente, a otros elementos que conforman también la identidad nacional y que además son propios de los escenarios campesinos como, por ejemplo, el tabaco, el taburete, etc. En este sentido es significativa su pieza Homenaje al taburete, 1992 en la que un grupo de figuras rodean el característico asiento. Desde el título se enfatiza en esa necesidad de dar el merecido reconocimiento a un objeto que forma parte de la tradición del cubano y de la memoria individual y colectiva de la gente de pueblo.

Dos años más tarde la creadora realizó, la que puede considerarse su primera exposición, integrada únicamente por piezas de cerámica. Bajo el título “Lo negro” se dieron cita en el recinto galerístico esculturas de pequeño formato de voluptuosas mujeres y hombres que destacan por el color negro de su piel. Con esta muestra se hace consciente un discurso que tiene en el vórtice de sus planteamientos al ser humano. De modo que (…) al incorporar como ente protagónico al negro y por demás a la mujer negra, insiste en representar –darle voz y con ello valor-, a dos sectores marginados –aun- en las sociedades actuales.

En esa ocasión volvió la artista a recurrir al taburete sobre el que lo mismo descansa una dama que sostiene en sus manos o sobre su cuerpo utensilios propios del hogar, como cualquier otro individuo que (…) habla orgulloso de su historia, de su vida, su país y sus valores culturales. Estos personajes creados por Martha escapan a cualquier prejuicio discriminatorio en tanto constituyen símbolo de identidad de una cultura constituida por un microcosmos de razas. De manera que en estos seres (…) su autora expresa su verdadera esencia humana y su marcada dimensión sociocultural. (6)

El interés por lo popular y cotidiano lo puso de relieve en otra de sus conocidas piezas. Se trata de Las chismosas, 1995 en la que dos mujeres mulatas están sentadas en una misma silla y parecieran susurrarse comentarios a los oídos. Esta propuesta corrobora su motivación por ofrecer una radiografía de lo más distintivo del cubano, que aunque se advierte en toda su obra, no va a constituir el motivo principal en creaciones posteriores, en tanto comienza a decantarse por otros asuntos.

A propósito de algunas de estas representaciones se ha expresado que es como si se insertara (…) en los espacios del arte “culto”, lo que podría considerarse artesanal, y no lo es por el carácter de la metáfora, pensada como afirmación de una realidad étnico-social cubana. Cabe añadir además que desde estas obras iniciales la creadora anuncia algunas de las cuestiones que le interesa potenciar en su trabajo, sobre todo, en lo que a la solución formal se refiere. En tal sentido es necesario señalar que la visualidad que potencia en sus piezas está completamente alejada de toda complacencia y lo grotesco comienza a constituir una las características más propias de su quehacer en la disciplina, lo cual se va acentuando de manera paulatina en obras posteriores.

Un acercamiento crítico al universo femenino:

Si bien esos primeros años de la década del noventa fungieron como plataforma de reflexiones que tenían entre sus premisas esenciales resaltar los valores identitarios de nuestra nación a través del componente étnico de su cultura, así como de los objetos que la distinguen; luego, en el segundo lustro, supo recontextualizar tales referentes en pos de reparar en temas de índole social. De manera que se inauguró una nueva etapa en la obra cerámica de la artista en tanto afloró un pensamiento que desde la mujer hablaba entonces de su marginación, el abuso y la violencia a la que puede ser sometida en determinadas circunstancias, entre otros. Es por ello que se ha afirmado: (…) así, entre sus personajes populares y escenas costumbristas, se impuso la mujer cubana, la mujer caribeña.

Un ser que de manera desafiante tomó las riendas de la creación y dio cuerpo a un discurso más centrado y más humano. (7) Una de las obras que dieron inicio a este otro período creativo fue Cinturón de castidad, 1997 que forma parte de su serie “Amantes bajo el tiempo”. Aparecen dos personajes principales: una joven que intenta proteger con sus manos la desnudez de su busto y sus piernas están como apresadas por medio de una especie de estructura con un candado semiabierto. A su lado, compartiendo el mismo asiento, se halla un hombre que pretende invadir la intimidad de su cuerpo. Por tanto, se está aludiendo a ese acto indeseado del que es víctima la mujer que se abstiene de todo goce carnal.

Pero al mismo tiempo, pudiera entenderse como una sugerencia a las ideas que de antaño se manejan sobre el sexo femenino. A saber, esta ha sido vista como objeto de placer, deseada por su estado virginal, una pureza que debe conservar para un individuo a quien ha de ser entregada presa de todas estas cualidades que la subliman, pero que de no poseerlas la marginan y se convierten en motivo de humillación. Otro tema al que Martha ha dirigido su mirada y que resulta también de extraordinaria sensibilidad es la prostitución, presentada como vía posible para lograr un status de vida mejor aunque ello vaya en detrimento de la integridad física y moral de la mujer. En For sale obra con la que participó por segunda vez en la Bienal de Cerámica “Amelia Peláez” y con la cual obtuvo un premio en tal certamen, puso de relieve la acuciante problemática. En esta pieza, el personaje femenino se encuentra “servido”, cual apetitoso manjar, encima de una bandeja, mientras otros sujetos –turistas- contemplan con morbosidad sus exaltados atributos físicos.

Con esta representación no solo se está haciendo referencia a esa actividad que supone el ofrecimiento del cuerpo a cambio de dinero, sino que además se brinda una visión vinculada, justamente, con esos (…) productos de nuestra identidad que se ofertan como estereotipos seductores y fácilmente comerciables a los visitantes extranjeros. (8) La artista se coloca en la posición del otro cultural que identifica a Cuba con la mulata, el mar y el sexo bien pagado. Se enfoca así en un lamentable asunto que ha marcado históricamente nuestro contexto.

Por su parte, en Las celestinas, 1999 hizo del costumbrismo un recurso esencial para adentrase en los comportamientos indebidos que muchas veces asumen los seres humanos. Tres mujeres grotescamente resueltas, sentadas encima de un banco, con sus labios, senos y cuerpos sumamente desproporcionados constituyen las protagonistas de esta obra. Con un título directo, desde el que se anuncia la ocupación de estas féminas, que no son más que encubridoras de lo mal hecho, quienes propician relaciones amorosas sobre la base del engaño y del interés económico, la artista enjuicia tales comportamientos. Por esa razón (…) afea y desvaloriza a la mujer cubana y la censura de forma irónica. (9)

Se valió para ello de un lenguaje –si se quiere expresionista- en función de desmitificar la supuesta complacencia con que se ha asociado esta disciplina artística y para enfatizar en los significados humanos que constituyen una de las premisas manifestadas de manera frontal en sus creaciones. Es cierto que ya en Las chismosas había tornado su mirada hacia esa usual actitud que asume la gente de pueblo –el habitual chismorreo del barrio- en función de identificar de alguna manera la dinámica de vida de su propio terruño. Pero esta vez se interesó por hacer una reflexión que trasciende la noción de lo identitario y sugiere, en consecuencia, llevado a un plano mayor, la pérdida de los valores de las sociedades contemporáneas porque ya no se trata del intercambio de criterios, sino de la justificación o el apoyo a acciones negativas.

En los comienzos del nuevo milenio la Jiménez retomó temas que habían formado parte de sus primeros tanteos. Mención especial amerita el conjunto de obras ubicadas en la Plaza del Carmen de la ciudad de Camagüey que lleva por título “Doña Martha”, 2004. En esta propuesta se advierte cómo (…) el vendedor de agua, el lector de periódico, las mujeres chismosas y la pareja de enamorados, son unidos de forma orgánica al ambiente y arquitectura que le rodea.

No solo es significativa por cuanto logra una vez más sintetizar todas sus inquietudes con respecto a esas búsquedas de lo verdaderamente cubano –y agregaría- agramontino, sino por el hecho de que marcó sus inicios en la escena de la escultura ambiental. En síntesis es destacable que con “Doña Martha”, la artista exploró de manera exitosa con el gran formato, la cerámica se insertó, definitivamente, en los espacios públicos, al tiempo que este monumento contemporáneo ha establecido una directa relación con los transeúntes de la zona y también los foráneos que asiduamente lo recorren.

Y si de experimentación y nuevas indagaciones se trata no puede obviarse otra de sus propuestas que fue, a decir del jurado de la VII Bienal de Cerámica “Amelia Peláez”, una de las más interesantes instalaciones que se presentaron al evento en esa edición. En calidad de serie realizó “Lo llevo dentro” notoria dado el poder de síntesis alcanzado por la autora, pues en esa oportunidad se despojó de la figura humana para ofrecer una visión más fragmentada del cuerpo. (10) Según comenta, en uno de sus viajes al exterior conoció a jóvenes que por determinadas razones no podían retornar prontamente a Cuba. Al intercambiar conversación con algunos de ellos percibió la infinita nostalgia que sentían por las cosas más elementales del suelo patrio. Y fue así como una vez de regreso comenzó a crear los torsos, piernas y vestuarios que integran esta obra que no hizo más que reafirmar las consabidas habilidades de Martha en el trabajo con el barro. Dicho material resaltó, en este caso, por sus cualidades texturales y se convirtió en las manos de la artista en la más genuina yagua nacional al imitar sus características.

De ahí que acude a (…) símbolos naturales que nos remiten al bohío, a la palma real, en fin, a la flora autóctona de la isla para insistir una vez más en la naturaleza de lo tradicionalmente cubano. Son esos fragmentos los que, desde el otro lado, perviven en la memoria de mucha gente. El sentido de pertenencia a su terruño quedó manifiesto además en el rótulo con el que identificó toda la serie en la que ha incluido, peculiares y atractivas vasijas. Y además porque tuvo como referente, incluso, algunos versos de ese grande de nuestras letras y de la literatura camagüeyana que fue Nicolás Guillén. También es necesario resaltar que por estos años ahondó en otras cuestiones de suma importancia. Se ha apuntado, por ejemplo, que uno de los tópicos que ha marcado su trabajo es lo femenino-erótico, lo cual se imbrica a su vez con lo irónico-satírico.

Con motivo de esta consideración podría hablarse de dos piezas que ejecutó en fechas distantes, pero que tienen evidentes semejanzas en cuanto a su solución formal. La primera es Erótica, 2003 que resulta peculiar por varias razones. Es la representación de una mujer desnuda y voluminosa, acostada sobre un pequeño banco con sus piernas abiertas y que se acaricia los senos. Lo interesante en esta propuesta es que Martha ofrece una concepción muy personal de lo que comúnmente se asume como erótico. Sus características formales -desde las posturas del personaje, los contrastes entre los materiales al emplearse los metales y la cerámica, y de la propia superficie esmaltada con un colorido oscuro- hacen que la obra sea desagradable visualmente y se distancie, sobremanera, de las usuales ideas que respecto a la sensualidad y el erotismo se manejan.

En Regreso, 2010 vuelve entonces sobre su noción de lo erótico con una mayor complejidad y un alto nivel de crudeza en la representación. A lo anterior contribuye en gran medida el nuevo uso de esmaltes de colores sucios que llegan a evocar lo sanguinolento. Si bien la deformación de sus figuras ha sido una constante en muchas de sus obras, cabe decir que en este ejemplo particular ello se refuerza considerablemente. Es, sin lugar a dudas, una obra lo suficientemente ambigua como para dificultar cualquier aproximación a sus posibles significados. En ambas propuestas la artista se refiere a la intimidad de la mujer en sentido genérico –sin el apelativo de mulata, mestiza, etc. La vuelve a traer a su creación para indagar en viejos o nuevos contenidos que en su hacer adquieren otras posibilidades semánticas.

En el 2005 concibió “La cuarta parte del cuerpo” en la que se imbricaron otros materiales –metales, cobre- con los habituales de la cerámica, al tiempo que continuó mostrando su gusto por lo instalativo como modalidad discursiva. En este caso optó por una visualidad menos agresiva que en entregas previas. El característico sentido del humor de la artista no estuvo exento de esta creación en tanto el elemento protagónico no es precisamente el individuo, sino una jaba, la cual se repite en cada una de las piezas que integran la serie. Según afirma el rótulo esta constituye la cuarta parte, indispensable por demás, del ser humano. Aparecen entonces mujeres con sus estilizadas piernas, evocadoras de sensualidad, adheridas a tan común objeto, así como otros personajes ubicados en su interior. Adquiere la jaba, incluso, en la obra de la Jiménez otra importante función, ya no solo para traer a la casa cualquier cosa necesaria que se halle en determinado sitio, sino que le sirve para sugerir la idea de desplazamiento.

En tal sentido destaca Tierra a la vista en la que un grupo de figuras parecen haber viajado dentro de esta y según el título han podido hallar el lugar de destino. De modo que con “La cuarta parte del cuerpo” Martha también se acercó, por primera vez, a la problemática migratoria, fenómeno que ha encontrado en el arte una manera ingeniosa de ser mostrado desde enfoques muy personales, abordado, en este caso, de un modo muy sutil.

En el 2007 realizó Jineta en la que recurrió a otros artefactos para aludir al viaje y la movilidad. Dos piernas femeninas encima de una carriola, un pequeño barquito y la ya mencionada Tierra a la vista conforman esta obra. Mas surge la incertidumbre sobre los posibles mensajes, pues cabe preguntarse ¿acaso le interesa insinuar el conocido oficio femenino de jinetear, término derivado de ese con el que identifica la pieza o será que pretende, a través de todos estos elementos que la constituyen, sugerir que la mujer ha tomado las riendas de su vida para lanzarse a descubrir –quizás- nuevos horizontes?

Con Hacia adentro, 2010 ofrece otra perspectiva del tema migratorio. El personaje principal –trabajada con una aliento surrealizante- es una vez más la mujer que encima de una especie de barca, con remos a su alrededor y otras pertenencias deja atrás su espacio de convivencia. En esta ocasión la artista (…) esboza una serie de imágenes donde la dama cubana se encuentra entonces en la posición de emigrante y es cuando carga, hacia un posible destino lejano, con sus costumbres, hábitos, pesares y utopías. (11) No se trata solo de presentar el asunto, entendido como el abandono físico del lugar de origen, sino todo lo que emocionalmente ello entraña.

Por otra parte, es preciso apuntar que sus planteamientos feministas han sido expresados en algunas representaciones. La colmenera, 2006 es un ejemplo significativo al respecto. Con esta pieza participó en la VIII edición de la Bienal de Cerámica “Amelia Peláez” y puso el acento en ese juego de poder que, en este caso, se establecía entre el sexo femenino y masculino. Para ello utilizó como protagonista a una colmenera –resuelta a tamaño natural - quien ha atrapado en una jaula al zángano, es decir, a ese usual vago de la colmena que vive del trabajo de las otras como el típico y comúnmente llamado “chulo” de los tiempos actuales.

De modo que una posible lectura de esta propuesta bien podría estar relacionada con el hecho de que la mujer aboga por su propio reconocimiento, la igualdad y dignidad humana. Pero también la artista se ha enfocado en otra cuestión sobre el sexo femenino, o sea, lo que concierne al desempeño en la vida doméstica. Ello se evidencia en La casa a cuestas, 2009 (en la cual una joven se encuentra de pie sobre una silla, amarrada por medio de cuerdas al mencionado asiento. A través de esta pieza tal vez intenta evocar ese ciclo rutinario y cotidiano de obligaciones múltiples que puede llegar a esclavizar a la mujer.

Por último en Gemelas, 2011 mulatas y negras –de quienes solo vemos las piernas- se encuentran aglomeradas en una carretilla, cual si se tratara de productos vendibles o para desechar. Si bien es cierto que se trata de una representación que puede llegar a ser irrisoria por la forma en que fue concebida, ello no impide que se reiteren las anteriores inquietudes. Es posible que haya querido aludir (…) a la cubana en la multiplicidad de matices raciales, y con sus desafíos en una sociedad esencialmente machista. (12)

El trabajo que la artífice ha desarrollado en estos últimos años ha sido muy intenso y sólido en la medida en que se ha interesado por numerosos temas, abordados desde perspectivas totalmente diferentes y cuyas posibilidades interpretativas pueden ser también disímiles. Ha continuado sus búsquedas de lo identitario y popular cubano y, especialmente, agramontino desde la escultura ambiental y con sus experimentaciones en términos formales por las texturas y la vocación instalativa de las piezas.

En sus realizaciones resalta el empleo de materiales ajenos a la manifestación como el metal en imbricación total con la propuesta cerámica para complementar las lecturas, así como el contraste entre el esmalte brillante con un colorido oscuro. Se acentúa notablemente lo grotesco y se advierte cierta dosis de humor en función de dulcificar determinados asuntos. Destacan al mismo tiempo sus inquietudes de género, feministas, la emigración, el erotismo desde una mirada muy propia.

En general cabría decir que en la obra de Martha Jiménez Pérez la mujer se desdobla para fungir como centro de una diversidad de discursos, en tanto le sirve para sugerir el componente étnico de nuestra cultura y se erige como símbolo de identidad. Pero también aboga a través de algunas propuestas por esa necesaria igualdad de género, a la vez que denuncia y cuestiona oficios a los que la fémina se ha abocado por propia decisión, entre otros. Por tanto, este ser social –blanca, mulata, negra- trabajada con un lenguaje expresionista y hasta surrealista- se ha convertido para la creadora, según señala Leydis Izaguirre Jérez en un signo de búsquedas, reflexiones, cuestionamientos (13), pues ha constituido la protagonista de creaciones que tienen una importante significación social.

No obstante a estas consideraciones cabe añadir que es apreciable la ambigüedad en muchas de sus obras ya que en reiteradas ocasiones se impone la pregunta ¿en qué medida Martha reconoce esa identidad que encarnan las mulatas y el negro para nuestra cultura, acaso se está burlando del estereotipo, lo ridiculiza al presentarnos a la mujer voluptuosa, regordeta, con los calderos de comida en la mano? De manera que en sus propuestas se tejen varias intenciones que a veces no pueden distinguirse con claridad y solo queda autointerrogarnos: ¿cuánto más quiere decirnos de la sociedad contemporánea, de sus mujeres, de su tierra?

Notas:
1.Eusebio Leal Spengler. “Mariano, la fiesta del amor”, (catálogo). Galería Habana, La Habana, mayo de 1987.
2.Cfr. Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Tesis de Maestría. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y letras, Universidad de La Habana, 2013. (Inédito) 25 Alejandro G Alonso. Martha Jiménez: el avatar. (Texto inédito –reseña- de los archivos del Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana, consultado en versión digital).
3.Entrevista a Martha Jiménez Pérez. Camagüey, 15 de febrero de 2013, en Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Tesis de Maestría. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y letras, Universidad de La Habana, 2013, p. 36. (Inédito)
4.Plaza del Carmen, un sitio muy singular. En http://www.cubahora.cu. Consultado el 14 de mayo de 2014, 1:00 pm. 28 Para mayor información sobre su desempeño artístico.
5.Alejandro G Alonso. Martha Jiménez: el avatar. (Texto inédito –reseña- de los archivos del Museo Nacional de la Cerámica Contemporánea Cubana, consultado en versión digital). 30 Leydis Izaguirre Jérez. Martha Jiménez: un discurso que desde la periferia sacude el centro. (Texto inédito –corte ensayístico- de los archivos personales de la artista Martha Jiménez Pérez, consultado en versión digital)
6.Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Tesis de Maestría. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y letras, Universidad de La Habana, 2013, p. 38. (Inédito) 32 María Elena Jubrías. La cerámica cubana entre el moderno y el postmoderno. (Inédito)
7.Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Tesis de Maestría. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 2013, p. 39. (Inédito)
8.Yanelis Abreu Proenza. La Bienal de Cerámica “Amelia Peláez”: 1989-2004. Trabajo de Diploma. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 2006, p. 46. (Inédito)
9.Leydis Izaguirre Jérez. Lo recóndito femenino. (Texto inédito –reseña- de los archivos personales de la artista Martha Jiménez Pérez, consultado en versión digital) 36 Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Tesis de Maestría. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 2013, p. 41. (Inédito)
10.Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Tesis de Maestría. Tutora Dra. María Elena Jubrías. Facultad de Artes y Letras, Universidad de La Habana, 2013, p. 41. (Inédito) 38 Yanet Zulueta. Cerámica artística de Camagüey: singular invitación cultural. Ob cit, p.42. (Inédito)
11.Leydis Izaguirre Jérez. Lo femenino y la problemática migratoria en la pintura contemporánea de Martha Jiménez. Ponencia con motivo de la Conferencia LASA 2009. (Texto inédito –corte ensayístico- del archivo personal de la artista Martha Jiménez Pérez, consultado en versión digital)
12.Martha Jiménez y su universo de figuras. En http://www.hosteltur.com. Consultado el 8 de noviembre de 2013, 10:00 am.
13.Leydis Izaguirre Jérez. Martha Jiménez: entre lo cubano y lo femenino. (Texto inédito –reseña- de los archivos personales de la artista Martha Jiménez Pérez, consultado en versión digital)

Por: Surisday Reyes Martínez.